miércoles, 23 de mayo de 2012

LOS PIES DE UNA ESTILISTA



Ya he cambiado los zapatos de temporada, quitar el pesado invierno,  sacar y ordenar el tan ansiado calzado de verano y me he dado cuentas de una obviedad, de la que no me había percatado hasta ahora: "No se que número de pie tengo"

   Se que os parecerá raro, porque claro recuerdo el numero de pie de la mitad de los famosos a los que he vestido, pero el mío concretamente no lo tengo tan claro, y no es porque me haya encogido o se haya dilatado con el tan repentino calor que ha llegado, es porque mi pie se adapta a las circunstancias del zapato que lo vaya a calzar. 
   Me explico: nuestras circunstancias laborales a veces, solo a veces, (que luego tendemos a exagerar e inventarnos las cosas, nos ofrece unos privilegios.
   Total que nuestras circunstancias laborales como he dicho son propicias para que podamos acceder a ventas de muestrarios de marcas que, a priori, se escapan del presupuesto, por lo menos del mío, y que de esta manera se vuelven posibles. 

   Aquí es donde radica el quid de la cuestión, porque claro lo que indica la palabra muestrario es precisamente eso, son muestras, por lo que hay un solo numero y claaaaaaro si el zapato te gusta mucho hay otras cuatro estilistas esperando como arpías a que lo sueltes para cogerlo ellas, son preciosos, te imaginas subida a ese andamio y ves otra perspectiva del mundo, sus seres y edificios con tu nueva visión se han quedado pequeños y te convertirás con esos zapatos puestos en una sus heroína. Así que rauda y veloz te los mal pruebas y cual tesoro encontrado en una excavación muy muy profunda, los pagas y te marchas antes de que suscites mas envidias, porque claro una cree que se ha comprado la joya de la corona, te invade una sensación de felicidad, ahora comprendes a los fetichistas y te congracias durante un instante con ellos y todo es del color de la alegría.

   Llegas a casa, sueltas la bolsa, como lo mas probable es que los zapatos sean de la temporada venidera y no es factible ponértelo en ese momento para salir a la calle como te  gustaría, lo miras, lo remiras, te lo prueba, porque a todo esto tu solo te has probado un pie, los dos no, porque para qué? Si estabas segura de que era la compra de tu vida. 

   Te dispones a guardarlos con todo el dolor de tu corazón, te despides de ellos, los besas, sabes que te has enamorado. 


   Y al pasar los meses haces lo que hice yo hace una semana, los desempaquetas, te los pruebas, te da la sensación de que te quedan un poco pequeños, ya si que te pones los dos pies e intentas caminar y esa sensación de mundo pequeño y poder que veías desde tu pose de privilegiada se convierte en un precipicio, en un precipicio del que sabes que te vas a caer en cuanto intentes caminar con ellos, porque desgraciadamente te aprietan hasta no poder mas, son un numero mas pequeño y eso no tiene solución y además la altura es imposible, eso en tu fuero interno lo sabias, pero de todos modos los compraste, porque eso si, son tuyos y no de las demás que estaban a tu alrededor, y para consolarte piensas, los pondré aquí, los mirare y quizá me vengan bien para utilizarlos en algún rodaje.

   Y lo peor es que lo volvemos a hacer una y otra vez. Quizá no sea lo pero, quizá sea lo mejor, nos aportan felicidad, que en los tiempos que corren no es poco. 


      "Sed felicez, comprad zapatos", eso si, nunca de vuestro número.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

eso me pasa a mi cuadno voy a Elda y veo esos maravillosos zapatos de muertra en Magrit,Pepe Rico, Sacha, Sara Navarro, Rebeca...y lo que daria en ese momento por calzar un 37! ¡mi reino por calzar un numero menos!

Marta Vera Pizarro dijo...

JAJAJAJA!!!! Me encantas Montse, eres la bomba!!! Te añado a mi blog guapa. Besos!!!